El aceite de girasol est\u00e1 constituido fundamentalmente por \u00e1cidos grasos poliinsaturados (61%, frente al s\u00f3lo 10% del aceite de oliva) entre los que destacan el linoleico y el linol\u00e9nico, ambos esenciales para nuestro organ\u00edsmo.<\/p>\n

Tambi\u00e9n contiene grasa monoinsaturada (\u00e1cido ol\u00e9ico), si bien en cantidad tres veces menor que la del aceite de oliva.<\/p>\n

Su importante cantidad de vitamina E, de acci\u00f3n antioxidante, es otro de los puntos fuertes nutricionales del aceite de girasol.<\/p>\n

El consumo habitual de aceite de girasol, sobre todo si se alterna con el de oliva, ayuda en la reducci\u00f3n del colesterol total y reduce el riesgo de enfermedades cerebro y cardiovasculares por su capacidad de producir vasodilataci\u00f3n (aumenta el di\u00e1metro de los vasos sangu\u00edneos) y hacer la sangre m\u00e1s flu\u00edda y con menor riesgo de trombos o co\u00e1gulos.<\/p>\n

En la cocina, se recomienda utilizar el aceite de girasol en crudo porque conserva mejor sus propiedades. <\/p>\n

Si se emplea para cocinar, conviene usarlo en preparaciones que no requieran de gran calentamiento: no es el m\u00e1s adecuado ni saludable para la fritura, porque su composici\u00f3n grasa hace que resista peor que el aceite de oliva las altas temperaturas y se descomponga antes.<\/p>\n